Dos chavales con ropa de deportes miraban relojes-calculadora, pensé en lo inapropiado de sus vestimentas, algo les oí comentar del profesor de economía....
La puerta delantera se abrió de golpe y una figura gorda y difuminada entro vociferando, -¿cómo es posible que haya pasado? Decía una y otra vez.
Tras ella, un séquito de orondos y difuminados en traje de gala hicieron su entrada bailando.
Yo los miraba atónito mientras me ajustaba la corbata.
Alguien salió a intentar solucionar el embrollo, la mujer no dejaba de gritar que donde estaba su collar de perlas, ¡ella entró con cinco y salió con cuatro!
En un momento crucé la mirada con el último de los personajes que entró en la joyería, mientras bailaba a ritmo suave me sonrió. En ese momento señale hacia el sofá donde las perlas relucían y la mujer oronda y difuminada me agradeció el gesto con un viaje a Holanda.
Luego, inquieto me desperté sudando demasiado, no recuerdo haber cenado nada fuerte....
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