martes, 16 de diciembre de 2008

el "universo" chino



No señores, no tengo prejuicios raciales, simplemente el otro día necesitábamos comprar una mierda para la casa y solo estaba abierta una tienda de los chinos. No tenia escaparates, la entrada era angosta, quizás el peor local del centro comercial, pero al pasar me invadió una sensación que hacia años no sentía, un desenfreno consumista que creí olvidado. En cerca de 400m2 había de todo, y cuando digo de todo es de todo, sin exagerar, lo mismo podías compra una escobilla para el baño que una moto.

Y que precios, un chollo, todo baratísimo. Pues íbamos a comprar una pieza del desagüe de la cocina, que por cierto, no había, y salí con una bolsa gigante de porquerías de a 20€. Menudo dinero más bien gastado, la pena es que nada de lo que compré valiera para algo, no es que fuesen cosas inútiles, es que para mi no tenían ninguna utilidad, que no es lo mismo......

En los estantes estaba todo apilado, por secciones, más o menos como en El Corte Inglés, pero salvando las distancias. Donde en el “Corte” necesitan una planta, aquí estaba todo en un lineal, a eso lo llamo yo “optimización del suelo”.

Una gota de sudor frío recorrió mi frente hasta la punta de la nariz, palpe mi bolsillo trasero buscando la cartera y agarre una cesta estratégicamente colocada a la entrada. De cada fila de estantes iba echando algo a la cesta, unos lápices, unos guantes, un gorro de Papa Noel, unos imanes de la nevera..... la cara de mi mujer era todo un poema, sobre todo cuando cayo en la cesta el dichoso gorro, por cierto, aún no lo tengo en el coche, debería subirlo a casa. Después de un cuarto de hora ajetreado como en los mejores momentos de la bolsa de Nueva York, me encamine a la caja con mis adquisiciones, preguntándome donde habían estado estas tiendas hasta ahora.

La señorita de la caja no dejaba de sonreír, eso me hizo muy feliz, por mera empatía, se la veía extremadamente feliz cobrando mis “chodarritas”.

Ya en el coche, mire a mi mujer y pensé que la había cagado, cogió la bolsa y empezó a sacar todos mis adquisiciones una a una, sin comentar, sin hablar, el miedo me atenazó las manos al volante y arranque camino a casa, mirando al frente y teniendo cuidado con las placas de hielo.........

Saludos.

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