miércoles, 11 de junio de 2008

“Fan From Hell”


¡¡Menuda expresión!!, resume perfectamente el sentir de la población urbanita de nuestro siglo, me refiero al actual, no al de nacimiento (…que ya somos del siglo pasado…). Hace unos pocos años, la gente tenía predilección por el uso de marcas, hoy por hoy, la gente se define de una u otra marca, haciéndose fanáticos de la misma, me explico (si puedo), Canon o Nikon, Ferrari o Porsche, Nike o Adidas, …., tenemos una tendencia natural a la bipolaridad que desde mi punto de vista es irracional, despreciamos el universo para centrarnos en una pequeña muestra de la producción (efecto masa). Lo que yo veo más lamentable de esta situación s que en la mayoría de los casos el fanático no podrá comprase un Ferrari en su vida, pero eso es lo de menos ¿?.

 

Cuando yo era pequeño, este fenómeno no existía, o desde luego si existía yo no era consciente, las marcas no tenían tanta relevancia en nuestro mundo, puede que fuera porque la industria creía más en el producto que en la marca. Bien pensado es un tanto ilógico que un consumidor deba pagar por usar un polo Nike exhibiendo la marca en dos o tres sitios, ¿no debería pagar la casa comercial por usar y publicitar su marca?.

 

Yo no soy nada marquista, algunos productos de calidad me gustan y los consumo, pero no me parece de recibo el publicitarlos sin ninguna contraprestación. Quizá en mi estrecha mente no encaja el realizar servicios sin contraprestación alguna, o también que yo soy muy escéptico en cuanto a los fanatismos, debido fundamentalmente a mi inconstancia, no consigo ser fanático de nada, me refiero fundamentalmente a ser un “fan from hell” de productos o servicios. Cuando veo por la televisión las exaltaciones de la gente a la puerta de un concierto se me abren las carnes, en mi mente no entra ese comportamiento, ¡¡que derroche de energía!!, a mi me gusta la música, pero que no me veo en un concierto dando gritos de histérica, ni llorando, ni, ni, …la verdad…, ni nada.

 

Me gustaría poder entender ese tipo de comportamiento, a menudo visto en quinceañeros hasta me encaja, pero cuando veo a gente hecha y derecha ya me descuadra, empiezo a bloquearme. Me imagino que estas actuaciones son la semilla de los fundamentalismos, ya que desde mi punto de vista, cuando se deja de usar la razón, se entra en un terreno muy resbaladizo, la Fe, y a mí personalmente, las atrocidades que se hacen por la fe no me gustan nada de nada ya que todo se puede justificar.

 

 Por ejemplo, a mi me gustan mucho los coches de “Scalextric”, tengo una colección curiosa y encajaría dentro de los “fan from hell” del slot, o de los “friquis” del slot, como quieras llamarlo. En cualquier caso, no me veo en la puerta de “El Corte Inglés”, esperando a que abran para comprarme la última novedad del fabricante de turno, ¡vaya!, que no puede ser, hay que empezar a racionalizar ciertos comportamientos.

 

Estoy empezando a pensar que a lo mejor el raro soy yo, debería hacérmelo mirar, a lo mejor es bueno para el ser humano tener ese grado de apasionamiento, en fin, cuando me lo expliquen os lo cuento y a lo mejor a alguien le puede valer.

 

Un abrazo y saludos cordiales.

2 comentarios:

  1. Una cosa es ser fanático:
    1. adj. Que defiende con tenacidad desmedida y apasionamiento creencias u opiniones, sobre todo religiosas o políticas. U. t. c. s.

    2. adj. Preocupado o entusiasmado ciegamente por algo. Fanático por la música.

    Otra es la fe.
    El grado de defensa de un postulado (y a veces de ataque) es lo que marca diferencias.

    Abrazos.

    ResponderEliminar
  2. Una idea es como una canción. Si es mala al subir el volumen es peor. Pero si es buena, si se sube mucho el volumen, también es un desastre.
    Si se sube mucho el volumen (o sea fanatismo) pocas cosas (tal vez ninguna) son buenas.

    Toking bowlins.

    ResponderEliminar