Es curioso como cambia la vida... hasta hace muy poco tenía un miedo atroz a los peces, yo creo que por alguna historia que tuve con los peces cuando navegaba, ....era algo insuperable. Pues ahí donde me veis, llevo unos meses liado con un acuario,.... capricho de la niña, pero oficialmente soy yo el cuidador.
Sin tener ni idea de cuidar peces, ni ganas de aprender, compré el acuario, lo limpié, lo llené, lo aclimaté y pasados los días de prescripción echamos tres peces..... los muy cabrones cascaron todos, el que más duró aguantó tres días, gran disgusto de los niños que hasta les habían puesto nombres, y mira que se lo prohibí :)
De vuelta a la tienda..., cambie los filtros, las bacterias, aclimatado de nuevo durante quince días y a echar peces otra vez. Compramos siete peces, y al ponerlos en su nuevo hogar uno cascó a la hora.... mal presagio, empecé a pensar en tirar el puto acuario con toda su población por la ventana, ¡en plan armagedón!. Pues se conoce que ese pez estaba mal de serie, ya que los demás siguen vivos y coleando, y al mes compramos más peces, compatibles con los anteriores y algo más bonitos, y ahí están todos juntitos.
Todos los días se les pone de comer, se enciende la luz, se les mira un rato, se cuida el agua cada quince días..... y ya está, la verdad es que no dan mucho juego, eso si, los niños están encantados.... no se muy bien porque.....
Sinceramente, interactuar con los pececillos me motiva, me relaja y una vez pasada la ansiedad de los fallecimientos creo que hasta me empiezan a gustar, he convertido una fobia en filia, y solo con el conocimiento.... !!que profunda lección!!
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